Los socios del B7 y el L7 instan a los líderes del G7 a trabajar con los interlocutores sociales en materia de creación de empleo, trabajo decente, desarrollo de competencias y emprendimiento

El B7 y el L7 publican una declaración conjunta dirigida a los jefes de Estado del G7.

En 2021, el COVID-19 ha seguido teniendo graves efectos sobre las economías y los mercados de trabajo del G7, que se enfrentan al mayor desafío social, sanitario y económico de las últimas décadas. La situación exige que haya una unidad mundial ante la adversidad. La reunión del G7 de 2021 brinda una oportunidad única para reconstruir mejor para el futuro. Tanto para el B7 como para el L7, esta noción pasa por una recuperación sostenible e inclusiva en la que exista trabajo decente para todos. Esta declaración sigue la estela de la declaración del B7 y el L7 y la declaración tripartita del G7 Social, ambas de 2019, y muestra nuestro compromiso mutuo con el fortalecimiento del diálogo social para lograr una recuperación tras la crisis.

Solo se podrá conseguir una recuperación económica sostenible e inclusiva si se lleva a cabo un programa de vacunación exitoso en todo el mundo. Por ello, el G7 debe tanto dar respuesta a la crisis actual como trabajar con los interlocutores sociales para crear marcos políticos más propicios para la creación de empleo, el trabajo decente, el desarrollo de competencias y el emprendimiento.

Para poder lograr estos objetivos, el B7 y el L7 piden al G7 que dé prioridad a los siguientes ámbitos:

  1. Educación y competencias. El mundo del trabajo está cambiando como consecuencia de los rápidos avances tecnológicos, que se han visto acelerados por el COVID-19. La transición a una economía neutra en emisiones de carbono también requiere nuevas competencias. Un sistema de actualización de competencias y aprendizaje permanente inadecuado puede acentuar la escasez de competencias en un momento de creciente desempleo. Los sistemas educativos y formativos deberían tener la empleabilidad como uno de sus focos prioritarios y mejorar sus mecanismos de acceso al empleo y de aprendizaje permanente, en cuyo diseño y gobernanza deberían participar los interlocutores sociales. Los países del G7 deben ofrecer más oportunidades de formación profesional de calidad y de aprendizaje permanente, inclusive a través de la inversión pública en educación y competencias.
  2. Empleos verdes. Aprovechando que los gobiernos están disponiendo objetivos climáticos claros y ambiciosos en vistas a la COP26, hay que poner el foco en cómo descarbonizar aquellos sectores fundamentales que sustentan la economía mundial e incentivar el crecimiento de nuevos sectores verdes. Eso abriría la puerta a la creación de empleos de calidad, a la actualización y mejora de las competencias y al emprendimiento. Para aprovechar estas oportunidades, es necesario contar con la ayuda del G7 para facilitar la transición justa de los trabajadores de aquellos empleos y cargos más emisores de carbono a otros nuevos, y dotarlos de las competencias y de la protección social que necesitan.
  3. Políticas activas para el mercado de trabajo y apoyo continuo durante la crisis del COVID-19. Generar las condiciones óptimas para la creación de empleo, la innovación y el emprendimiento mediante la promoción de políticas activas e inclusivas del mercado de trabajo ayudará a los trabajadores y a las empresas a lidiar con las consecuencias económicas de la actual crisis del COVID-19 y facilitará a los jóvenes el acceso al mercado laboral. Para superar las consecuencias del aumento de casos en todo el mundo y garantizar una recuperación a largo plazo, los sectores y las comunidades de los países del G7 más afectados por las medidas de confinamiento seguirán requiriendo apoyo económico.
  4. Trabajo remoto, híbrido y teletrabajo. El COVID-19 ha hecho que el mundo del trabajo dependa más que nunca de los sistemas digitales y ha puesto de manifiesto las consecuencias de la desigualdad de acceso a lo digital para los trabajadores, las empresas y el emprendimiento. Para promover nuevas formas de trabajo que permitan una flexibilidad justa y oportunidades de trabajo decente para muchos, los países del G7 deben invertir en infraestructura digital y en conexiones a Internet fiables y de alta velocidad, en particular en las zonas rurales, y abordar la brecha digital que sufren los hogares y los trabajadores. Los Estados miembro del G7 deben negociar con los interlocutores sociales y promulgar acuerdos sobre los horarios de trabajo para garantizar el bienestar de los trabajadores.
  5. Salud y seguridad de la fuerza de trabajo. El COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de la salud pública y el papel que pueden desempeñar los empleadores a la hora de brindar un mejor apoyo a la salud de sus trabajadores. Para poder cosechar los beneficios para las empresas, los trabajadores, las comunidades y la economía, los países del G7 deben permitir una mayor inversión en los sistemas públicos de salud e integrar medidas proactivas de salud y bienestar en el trabajo, inclusive en materia de salud mental, y reconocer la importancia de brindar suficiente financiación y acceso a medidas de protección social.
  6. Diálogo social beneficioso. Las organizaciones de representación de empleadores y trabajadores han ayudado a formular y a liderar la respuesta económica al COVID-19 en las naciones del G7. Su conocimiento de la opinión de sus miembros, sus redes y sus mecanismos de comunicación, así como los acuerdos políticos en materia de salud y seguridad en el trabajo, los planes de ayuda y conservación del empleo y las políticas activas del mercado de trabajo y de formación han sido un salvavidas para los trabajadores y los líderes empresariales en este momento de incertidumbre sin precedentes. Los Estados miembro del G7 deben fomentar que existan organizaciones fuertes de representación de empleadores y trabajadores para favorecer el proceso de formulación de políticas, lo que pasa por reconocer su derecho a la libertad sindical y de negociación colectiva.
  7. Diversidad e inclusión en el trabajo. El COVID-19 ha puesto de manifiesto las desigualdades existentes en nuestras sociedades. Las mujeres, los jóvenes y las minorías étnicas son los grupos de trabajadores más presentes en los sectores más afectados. Para conseguir un trabajo decente para todos, es necesario avanzar en materia de justicia racial e igualdad de género en el trabajo, algo que los países del G7 pueden facilitar con la ayuda de marcos políticos favorables y medidas de transparencia, así como declarando con firmeza la importancia de este objetivo.
  8. Conducta empresarial responsable. La interdependencia entre las cadenas de suministro supone el tejido de la economía globalizada actual. Los Estados miembro del G7 deben exhibir su liderazgo y renovar esfuerzos para promover que gobiernos y empresas adopten los Principios Rectores de las Naciones Unidas y las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales.

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