1970 - 1990 Proteger y promover los intereses de los empleadores
Un alto cargo de la OIE se refirió a la década de los setenta como la edad de oro de la negociación colectiva. Las organizaciones empresariales, sobre todo en Europa, tejieron una red de relaciones contractuales con los sindicatos que puso en boga el concepto de «alianza social». En estas dos décadas, la OIE centró sus esfuerzos, en particular, en las organizaciones empresariales que estaban amenazadas y en expandir su número de miembros, sobre todo de África. A finales de 1990, la OIE tenía 105 miembros de 103 países.
1977
VOCES DEL PASADO
«El mundo debe comprender que los empleadores desempeñamos una función social importante; que no solo aspiramos a objetivos económicos, pese a lo legítimos y necesarios que estos sean en la sociedad contemporánea. También reivindicamos nuestra creencia fundamental en la libertad de actuar y crear. En pocas palabras, la libertad de vivir».
El anhelo de libertad caló en las antiguas colonias europeas de África y Asia. La mayor parte de estos incipientes países reunían los requisitos para formar parte de la OIT y también de la OIE. La idea de una Confederación Panafricana de Empleadores (PEC, por sus siglas en inglés) surgió en la Conferencia Regional Africana de la OIT en 1973. El objetivo era completar y apoyar la labor de la OIE y asistir a las negociaciones de la OIT y otras actividades de la OIE con una visión regional unificada. La PEC fue fundada en octubre de 1986 y, en 2012, pasó a llamarse Business Africa.
VOCES DEL PASADO
«Y pese a ser yo mismo empleador africano, soy del todo consciente de que muchas organizaciones de empleadores, en particular en los países en desarrollo, aún no están tan estructuradas como deberían [...] Al prestar asistencia y asesoramiento a las organizaciones de empleadores incipientes, la OIE saldrá fortalecida, pues crecerá su propia capacidad de representación internacional, así como la solidaridad entre los empleadores».
En 1978, el dictador nicaragüense Somoza fue derrocado por una coalición democrática en la que participó la organización nacional de empleadores de Nicaragua. Por desgracia, el régimen sandinista que llegó entonces al poder no era partidario de una comunidad empresarial independiente. Los empleadores de Nicaragua, en su mayoría pequeñas empresas y plantaciones, lograron sobrevivir, pero padecieron la hostilidad del gobierno. La organización que los representa, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), que es miembro de la OIE, sufrió las medidas discriminatorias del gobierno, que se oponía al principio de libertad de asociación, y sus principales líderes fueron encarcelados.
Por primera vez, la OIE usó el mecanismo de control de la OIT para defender a uno de sus miembros y presentó una queja al Comité de Libertad Sindical, y un total de 13 quejas más antes de 1990. También interpuso una queja formal ante la Conferencia por la violación de los convenios en vigor. Pese a su reticencia inicial, el Grupo de los Trabajadores apoyó estas iniciativas. Además, la OIE organizó numerosas visitas de personalidades de renombre para apoyar a los empleadores nicaragüenses durante el régimen sandinista, que llegó a su fin en 1990.
1983
VOCES DEL PASADO
«La OIE ha condenado de forma oficial toda forma de discriminación racial y ha expresado su compromiso expreso de sumarse a los esfuerzos por abolir el apartheid, que consideramos antagónico a los principios fundamentales de la OIE en materia de derechos humanos, incluyendo el principio mismo de la libre empresa».
El miembro sudafricano de la OIE, el entonces Comité Consultivo de los Empleadores sobre Asuntos Laborales de Sudáfrica (SACCOLA, por sus siglas en inglés) se había opuesto de forma sistemática al apartheid. En 1982, la OIE trató de organizar un diálogo entre los líderes empresariales africanos (incluyendo los sudafricanos) para encontrar la forma de mantener a la organización de empleadores sudafricana dentro de la OIE pese a que Sudáfrica hubiese abandonado la OIT. Los miembros de la OIE en África también pusieron objeción a los esfuerzos de la OIE y empezaron a anunciar sus renuncias como respuesta a lo que percibían como un apoyo de la organización al sistema del apartheid, con el riesgo de que se extendiera hasta Asia.
En el contexto político de la OIT de aquel momento, una división interna de la OIE instigada por los empleadores comunistas habría sido un duro golpe para los esfuerzos por la defensa de la libre empresa en el mundo. La organización de empleadores de Sudáfrica no logró obtener la mayoría de dos tercios para permanecer en la organización y se vio obligada a abandonarla. Más tarde lograrían recuperar su lugar en la OIE, en junio de 1994, tras el fin del apartheid.
1989
1989 fue un año decisivo, pues el mundo fue testigo de la caída del comunismo en los países de Europa Oriental. El Presidente de la OIE por aquel entonces, Johan von Holten, de Suecia, valoró la repercusión histórica que estos cambios tendrían en los empleadores como sigue: «Allí donde hasta hoy hubo un socialismo totalitario, las masas reclaman no solo sus derechos civiles, sino también su derecho a la propiedad y a dedicarse a la empresa privada. Para nosotros, los empleadores que siempre hemos creído en la economía de mercado, esto es esperanzador».
Las oportunidades para aumentar su conjunto de miembros ocuparon a la OIE durante la década siguiente como resultado del cambio histórico.