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19 de junio de 2018
Los empleadores se unen para definir un instrumento eficaz de la OIT que aborde la violencia y el acoso en el lugar de trabajo
En octubre de 2015, el Consejo de Administración de la OIT decidió incluir «la violencia contra las mujeres y los hombres en el mundo del trabajo» en el orden del día de la 107.ª reunión de la CIT (junio de 2018), con miras a obtener uno o varios instrumentos conforme a un procedimiento de debate doble.
Durante el primer debate, el Grupo de los Empleadores dejó claro su compromiso de trabajar en favor de un instrumento con potencial para influir de forma sustancial en la incidencia de la violencia y el acoso en el lugar de trabajo.
Sin embargo, el resultado no abordó de manera eficaz algunos puntos clave. El texto propuesto, tal y como está redactado, dificultará la puesta en marcha de un instrumento a nivel nacional; no atraerá un apoyo generalizado y, por tanto, fracasará en el intento de cambiar la situación.
Los empleadores propusieron definiciones independientes para los términos «violencia» y «acoso», ya que requieren diferentes medidas de prevención y respuestas jurídicas. Sin embargo, la definición aprobada hace referencia a «un conjunto de comportamientos inaceptables», lo que no ofrece una diferenciación clara, ni orientación, para abordar los diferentes tipos de conducta.
De manera similar, la definición de «trabajador» cubre en la actualidad a todas las personas que trabajan, con independencia de su situación contractual, entre ellos a los trabajadores despedidos o suspendidos, voluntarios y demandantes de empleo. Dada la ambigüedad existente en materia de responsabilidades y la amplia definición del «mundo del trabajo», parece probable que los empleadores tendrían que asumir los costes relativos a los incidentes que involucren a personas que ni siquiera conocen, en lugares fuera de su alcance y en situaciones que escapan a su control. Además, algunas de las responsabilidades asignadas a los empleadores no tienen en cuenta las limitaciones prácticas de las pymes (por ejemplo, al sugerir «programas» de prevención a nivel de empresa).
Todo el mundo debería estar protegido frente a la violencia y el acoso, ya sea un trabajador o un empleador. Sin embargo, el debate se centró en la exclusión de las personas LGBTI, en contra de la petición específica de los empleadores. Además, todo Estado Miembro que ratificara el texto negociado tal y como está redactado actualmente no tendría obligación de proteger a los empleadores que sufran violencia o acoso, ya que las disposiciones operativas solo cubren a los «trabajadores». Las modificaciones propuestas por nuestro Grupo para garantizar que todas las personas se beneficien de dicha protección no se han mantenido en las conclusiones finales. No obstante, al final del debate, quedó claro que algunos gobiernos comenzaron a compartir las preocupaciones de los empleadores.
A pesar de los desafíos planteados por las conclusiones aprobadas, sigue existiendo una oportunidad de elaborar un instrumento que responda de manera eficaz ante este tema tan importante. El alcance del debate debe ser más claro y la conexión con el lugar de trabajo debe quedar mejor establecida. Asimismo, toda responsabilidad asignada a los empleadores debería ser razonable y estar relacionada con los espacios que los empleadores pueden controlar.
Creemos que el periodo que resta hasta el momento de la adopción del resultado final en 2019 aún admite la inserción de cambios en el texto propuesto que respalden un instrumento eficaz. La OIE, en colaboración con sus miembros, realizará los esfuerzos necesarios para alcanzar este objetivo. Pronto nos pondremos en contacto con los miembros a fin de hacerles llegar el material informativo pertinente para los debates con los gobiernos nacionales.
Como es habitual, la OIE presentará un informe breve sobre los principales resultados de la reciente reunión de la CIT de 2018 que incluye información más detallada.
Atentamente,
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