La OIE celebró su 75 aniversario en 1995 con más de 114 organizaciones de empleadores entre sus miembros en 112 países. Los miembros reiteraron con firmeza que la OIT debería seguir siendo su principal ámbito de acción. Se recalcó que la OIE había de seguir reclamando una reforma de la OIT, pues esta se enfrentaba a una creciente crisis política y de financiación después de que los Estados Unidos retiraran su contribución. Los miembros también renovaron su constante compromiso con el fortalecimiento de las organizaciones de empleadores, en particular en países emergentes y en desarrollo.
Asimismo, los miembros reclamaron que se forjaran lazos más estrechos con el sistema de las Naciones Unidas, incluyendo la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Fue la primera vez que se adoptaba la cooperación con el sistema de las Naciones Unidas como estrategia central de la OIE.
VOCES DEL PASADO
«Esta es una reforma importante. Debería permitirnos aprovechar nuestra posición estratégica a caballo entre lo económico y lo social para permitirnos formular nuestra propia estrategia mundial de promoción de la libre empresa como fuente de creación de riqueza y de empleo productivo».
La implosión del comunismo en Europa Oriental y Rusia a finales de los ochenta y principio de los noventa supuso una gran oportunidad para la OIE. En 1992, publicó un documento conjunto con la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) que detallaba los pasos que ambas organizaciones estimaban necesarios para lograr una reforma económica, social y política constructiva y el papel que la OIT habría de desempeñar en este proceso.
En la década de los noventa, el personal de la OIE dedicó tiempo y recursos considerables a brindar asistencia a las organizaciones de empleadores emergentes o de reciente formación y a hacer un seguimiento de las recomendaciones formuladas en 1992, para lo que colaboró codo con codo con ACT/EMP. Más de 13 nuevos miembros de Europa Central y Oriental se adhirieron a la OIE en menos de una década, una muestra del éxito de su estrategia de promoción.
Por último, la cuestión de los empleadores «comunistas» y «libres», que había atormentado a la organización desde la década de los cincuenta, se resolvió de forma definitiva.
VOCES DEL PASADO
«La OIE es, ante todo, una comunidad humana, y solo perdurará como fuerza política si continúa siéndolo».
Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo de 1998
Esta Declaración de la OIT surgió de una idea planteada por los empleadores. Su objetivo era promover el cumplimiento universal de las normas fundamentales del trabajo. Estas normas incluían la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva, la abolición del trabajo forzoso y del trabajo infantil y la eliminación de la discriminación en materia de empleo. La Declaración se adoptó en 1998 y otorgó de forma manifiesta a la OIT el mandato exclusivo en materia de normas del trabajo. Esto fue de importancia capital en una economía mundial en la que la tecnología estaba a punto de transformar el comercio internacional.
VOCES DEL PASADO
«El respeto de los derechos humanos y la mitigación de la pobreza solo se lograrán con la colaboración constructiva entre los trabajadores y la dirección».
Desde la fundación de la OIE en 1920 hasta la década de los ochenta, los representantes empresariales se caracterizaban por haber sido todos hombres. A partir de los ochenta y, de forma más acusada en los noventa, las mujeres empezaron a ostentar cargos directivos en las organizaciones de empleadores y a adherirse a las filas del Grupo de los Empleadores. Fue en 1981 cuando la primera mujer formó parte del Grupo de los Empleadores: la italiana Lucia Sasso-Mazzufferi, de Confindustria.
De manera general, entre 2007 y 2013 el porcentaje de mujeres representantes de los empleadores en la OIT pasó del 18,5 % al 23,5 %. Veinte años después del comienzo de siglo, las mujeres se han convertido en un importante motor tanto para el Grupo de los Empleadores como para la OIE, aunque hay que desplegar aún más esfuerzos por aumentar su participación.
Red mundial de relaciones laborales
En 2008 se constituyó la Red mundial de relaciones laborales (GIRN, por sus siglas en inglés) de la OIE. Esta iniciativa agrupa a las principales empresas de las organizaciones miembro de la OIE, para así identificar las cuestiones y tendencias emergentes relacionadas con las relaciones laborales y los recursos humanos y anticiparse a ellas con el objetivo de prepararse mejor y abordarlas.
Los miembros de la Red también tienen acceso al amplio conocimiento y a la experiencia de la OIE en materia de empleo internacional y derechos humanos, de las Naciones Unidas y de otras iniciativas multilaterales que repercuten en el entorno laboral mundial.
A partir del ejemplo de la Red GIRN, la OIE comenzó a construir en 2008 una Red mundial sobre seguridad y salud en el trabajo (GOSH, por sus siglas en inglés). La salud y la seguridad en el trabajo han sido objeto de preocupación de los miembros de la OIE desde los orígenes de la organización. En los últimos 100 años, la OIE ha respaldado numerosos convenios de la OIT para proteger la salud y el bienestar de los trabajadores. La OIE creó la Red GOSH, el primer grupo dedicado a este ámbito compuesto por empresas multinacionales y organizaciones miembro, con el fin de examinar asuntos emergentes y de actualidad en la materia en un entorno confidencial.