En busca de una recuperación sostenible

La crisis inducida por el COVID-19 ha creado una incertidumbre sin precedentes y está transformando la sociedad en ciertos aspectos que podrían ser permanentes. Depende de nosotros aprovechar el cambio y garantizar que todos podemos aspirar a la transformación.

Blog de Robert Marinkovic, Consejero de la OIE

La actual crisis nos está obligando a pensar de forma creativa y, dado su carácter transversal y su repercusión en numerosos aspectos de la sociedad, a innovar para obtener respuestas coherentes que creen efectos sinérgicos y positivos en múltiples dimensiones. Los grandes fondos provistos a través de medidas de estímulo y recuperación (hasta 10 billones de dólares estadounidenses, según algunas estimaciones) deben aportar asistencia rápida y seguridad económica, pero también deben usarse para traer consigo un cambio sistémico. 

No obstante, este cambio no significa que debamos reinventar la rueda. En muchos sentidos, «reconstruir mejor» se traduce en realizar, por fin, las acciones que desde hace mucho sabemos que son necesarias. Significa aceptar el triple objetivo del desarrollo sostenible y la Agenda 2030 (sociedad, economía y medioambiente) y garantizar el impulso de las tres dimensiones al unísono; de algún modo, parece que el contexto actual ha provocado que esta necesidad sea más clara y evidente para todos los afectados. A fin de lograrlo, el sector privado debe desempeñar un papel principal en la definición de la respuesta internacional.

Entorno propicio para las empresas a fin de lograr un desarrollo eficaz

¿Por qué es tan importante el sector privado? Como representantes de las empresas y de los empleadores, la OIE viene defendiendo desde hace tiempo un entorno propicio para las empresas. Asimismo, se encarga de promocionar el sector privado como el motor del crecimiento económico, la creación de empleo, la mejora de los niveles de vida y el potencial de mejorar asociado a la prosperidad. Los entornos propicios para las empresas no son un objetivo, sino la base para el empleo, el crecimiento y el desarrollo.

A estas alturas, todos sabemos que el sector privado ha sufrido un duro revés como consecuencia de las medidas de confinamiento y seguridad, apagando tanto la oferta como la demanda. Esta situación no puede prolongarse mucho más si esperamos una recuperación firme y eficaz. Observamos con satisfacción que los Estados Miembro de las Naciones Unidas han declarado la necesidad de que las empresas participen de forma activa en la recuperación. Asimismo, apreciamos que tanto el Informe Mundial sobre Desarrollo Sostenible (IMDS) de las Naciones Unidas, el Informe de marzo del Secretario General de las Naciones Unidas sobre las repercusiones socioeconómicas de la crisis del COVID-19, y la reciente reseña de políticas del Secretario General «El Mundo del Trabajo y el COVID-19», hayan destacado el papel crucial de las empresas. La pandemia ha mostrado a todos la importancia del sector privado, las pymes y las cadenas mundiales de suministro.

El sector privado debe participar en la definición y la aplicación de los esfuerzos mundiales de cooperación. No se nos ha de considerar únicamente una fuente de financiación, sino también una fuente de conocimientos especializados, de gestión eficiente del cambio y soluciones innovadoras, así como un socio clave para romper barreras y para la puesta en marcha. Más allá de los numerosos desarrollos, acciones, iniciativas, compromisos y tecnologías que el sector privado encabeza y que ya están en curso, la comunidad internacional está buscando acciones sistémicas y está ampliando este progreso a todas las empresas y países (consulten el informe de Adecco – en inglés), socio empresarial de la OIE, sobre la eficacia de las medidas de recuperación, y visiten nuestro sitio web, en el que próximamente publicaremos un documento de políticas sobre estas cuestiones). Desde este punto de vista, la OIE está liderando un proyecto con la Konrad Adenauer Foundation sobre la mejora y el aumento de la cooperación entre los Coordinadores Residentes de las Naciones Unidas y las organizaciones de empleadores a nivel nacional (véase como ejemplo la colaboración público-privada realizada en Kenya).

La Agenda 2030 como base para una recuperación sólida

La reciente Cumbre Mundial de la OIT brindó una plataforma internacional para la búsqueda inclusiva de soluciones y el diálogo social al más alto nivel, y permitió que gobiernos, trabajadores y empleadores mantuvieran un diálogo útil a través de la estructura tripartita de la OIT. Este evento consolidó los compromisos y la motivación de todas las partes interesadas para recuperarse de esta crisis de un modo eficaz, que no ponga en peligro los objetivos sociales y medioambientales. Asimismo, reafirmó la importancia de crear un entorno propicio para las empresas con el fin de lograr una recuperación sostenible. Los empleadores destacaron la necesidad de contar con nuevos planteamientos y exigieron aumentar los esfuerzos destinados a fomentar un entorno propicio para el sector privado como la mejor vía para lograr una recuperación sostenible e inclusiva. La OIE, junto con otras partes interesadas, ha presentado una Acción conjunta en apoyo a la industria textil en respuesta a la crisis provocada por el COVID-19, con el propósito de encontrar una solución coordinada e inclusiva para los productores del sector textil y de la confección, que se han visto golpeados con dureza por la recesión económica.

Lo que nos queda claro es que los desafíos como las pandemias, el cambio climático y el cambio sistémico requieren acciones coordinadas e inteligentes por parte de todos los agentes del sector público y privado que atraviesen barreras y creen soluciones coherentes, a la vez que integran los intereses de todo el mundo. El grupo principal de Naciones Unidas sobre empresa e industria (Business and Industry Major Group) también insistió en esta cuestión (véase su declaración – en inglés) durante el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible, la plataforma de las Naciones Unidas para abordar los retos actuales y hacer balance de los progresos alcanzados en la aplicación de los ODS.

La OIE y sus más de 150 federaciones miembro están comprometidas con una recuperación sostenible basada en la Agenda 2030. Creemos que esta nos ofrece un marco transformador que considera múltiples dimensiones, y que puede servir como una estructura de orientación para las medidas de recuperación y estímulo. La OIE seguirá dirigiendo sus esfuerzos a la coordinación de respuestas políticas con los miembros, la puesta en común de información y datos sobre la situación en diferentes países, y la participación en iniciativas conjuntas y alianzas con la comunidad internacional en general.

El empleo pleno y productivo y el trabajo decente serán una realidad solo si las empresas siguen existiendo y prosperando. El comienzo de la Década de Acción de las Naciones Unidas y la consecución de la Agenda 2030 supondrá un auténtico desafío. Sin embargo, si trabajamos unidos, podremos hacerla realidad y lograr la recuperación económica, así como mejorar la sociedad y nuestro entorno natural.

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